Cullerot

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30% Pedro Ximenez, 30% Macabeo, 10% Verdil, 10% Malvasía, 10% Merseguera

??Valencia


Un pequeño vino blanco que quería crecer y mejorar en una zona de tintos. Su vinificación tiene mucho que ver con el proceso de recuperación de viejas tinajas de barro.

Nombre: Cullerot

Tipo de Vino: Vino Tinto

Bodega: Celler del Roure

Alérgenos: Contiene sulfitos

Variedad: 30% Pedro Ximenez, 30% Macabeo, 10% Verdil, 10% Malvasía, 10% Merseguera, 10% Chardonnay

Volumen: 75 cl

Alcohol: 12,5%

Añada: 2021

Denominación: Valencia

Servicio: Entre 7º y 10º C

Características: Un pequeño vino blanco que quería crecer y mejorar en una zona de tintos. Proceso de recuperación de viejas tinajas de barro.

Vista: Color amarillo limón.

Nariz: Aromas frescos donde predominan los balsámicos.
Boca: Vino fino y elegante, con carácter mediterráneo y toques picante. Notas de hinojo, anís y laurel sobre fondo balsámico.

Temperatura: Entre 7º – 10ºC

Consumo: Perfecto para acompañar una paella.

Descripción: Viñedos plantados en espaldera clásica y en vasos antiguos situados a 600 metros sobre el nivel del mar.
Edad: 20 años la Chardonnay, 30 años la Malvasía y el Verdil, 40 años la Macabeo, 70 años la Pedro Ximénez.
Suelo: Franco-arenoso: Verdil, Chardonnay y Macabeo. Franco-arcilloso: Malvasía y Pedro Ximénez.
Clima: Mediterráneo.
Cosecha: Vendimia manual en cajas de 15 kilos con mesa de selección tras el despalillado.
Vinificación: Despalillado total. Maceración de 4 horas en prensa neumática. Desfangado natural por frío. Trabajo de lías en antiguas tinajas de barro.
Envejecimiento: Crianza de 6 meses en tinajas de barro de 2.600 litros.

Bonito proyecto, porque las viñas empleadas para su elaboración corresponden a viticultores de la zona, propietarios de viejos viñedos que se salvaron de las campañas de arranque de uvas autóctonas como la Verdil (10% del coupage) o la Merseguera (otro 10% del coupage).

La bodega inició en 2009 una línea de investigación sobre el posible uso para crianza de unas tinajas de barro enterradas que permanecían “dormidas” en su “bodega fonda”, una espectacular galería subterránea excavada hace más de trescientos años que alberga 97 tinajas de capacidades comprendidas entre los 600 y los 2.800 litros. Si se tiene la oportunidad de visitar, es una auténtica maravilla ese pasaje subterráneo que a cada lado tiene sembrados los huecos de las tinajas tapados con losas de piedra.

La innovación les ha llevado en este caso a recuperar una tradición milenaria. En muchas zonas vitícolas del Mediterráneo el barro y el vino han permanecido unidos durante más de dos mil años (concretamente en la comarca de Moixent desde el siglo IV a.C. hasta los años 30 del siglo XX).

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